La obra principal es un gran collage de piernas, pinturas y filetes. Un rompecabezas gigante donde se conjuga la pintura sobre la piel de 9 chicas fotografiadas de forma independiente, y luego compuestas digitalmente para armar en conjunto un paisaje de conventillos y señalar algunos elementos y objetos significativos que sugieren rasgos de nuestra memoria colectiva y nuestras pasiones más profundas.
Esta pieza es acompañada por una treintena de fotografías de detalles y curiosidades comentadas que pertenecientes al proceso de creación de la pieza principal.
Algunas reflexiones sobre la propuesta:
El “Filete Porteño” es un oficio que nació en las viejas fábricas de carros a fines del siglo XIX. Alcanzó su propio “clasicismo” en los tiempos en que en las calles de Buenos Aires convivieron carros tirados a caballo, camiones, colectivos y todos ellos llevaban algún fileteado en sus chapas o maderas. Su estética fue marcada de forma indeleble por las condiciones de trabajo de sus tempranos hacedores: presiones, apuros, y competencias mutuas obligaron a transformar y adaptar técnicas pictóricas conocidas desde el renacimiento. La rapidez, el virtuosismo y gestualidad de sus trazos, y verdaderas “trampas para el ojo” son parte constitutiva de su esencia.
Hoy se puede comprobar que el tiempo ha multiplicado los soportes (carros, camiones y colectivos a restaurantes, hostales, etc.), han evolucionado los materiales (esmaltes, aceites y solventes a pinturas acrílicas, epoxis, etc.). Este proyecto propone también explorar las fronteras que el filete tiene con la pintura y buscar posibles intersecciones.
“Gambas argentinas” propone entonces jugar con el filete y con la pintura. Abrir fronteras, explorarlas, hurgar en ellas y propiciar un espacio de encuentro, en el que estos dos oficios dialoguen de igual a igual. Con la espontaneidad de las viejas y nuevas flores y cintas y piernas amigas, hojas de acanto y cornucopias; con la audacia de los que juegan en serio (como los niños), con la alegría y el desparpajo de quienes festejan cuando pueden sacudirse, desempolvar y mover de vez en cuando antiguas y oxidadas articulaciones.
Esta obra muestra también las huellas que deja el filete porteño en un pintor y da cuenta de aquello que se impregna en un fileteador cuando pinta con libertad, pero también, desde su temática, intenta echar luz sobre aquellos elementos que, con el paso del tiempo y las generaciones han contribuido a construir y responder la siguiente pregunta: ¿qué es ser gamba para nosotros?, o, ¿porqué es importante ser solidario, generoso, y saber “hacer el aguante” “ser pierna” con los amigos? En cierta forma, creemos que todo aquello que vemos–casi perdido- entre ventanas y techos (trompo, pelota de goma, cuadritos de Gardel y Evita, balero, botellas de bidú, etc.) de alguna manera remiten a juegos infantiles, pasiones y costumbres que fueron conformando nuestra identidad y le dieron sentido a la expresión “ser gamba”.